Por primera vez en mi vida sentía que me había enamorado de verdad. Sentí un fuerte flechazo cuando Viola Bailey pasó frente a mi. Lo único malo de toda esta historia es que sentí ese flechazo en un puticlub de carretera.
Me había enamorado de una puta. Por lo tanto, aproveché la situación para subirla rápidamente a la habitación (tras desembolsar 60 euros, claro) y me puse a hablar con ella todo el tiempo que pude.
La chica, no tenía nada que ver con las de Felina BCN, otro sitio que frecuento con asiduidad. Esta chica, que la reconocerás a partir de ahora por esas tetas gordas que tiene, era demasiado puta. La palabra puta no me gusta emplearla, es más, soy de decirles prostitutas. Veo la palabra puta como algo más agresivo para una mujer, pero la realidad es que esta tetona era demasiado puta.
No había manera de convencerla para intentar un romance conmigo, aunque tuviese yo que aguantar durante un tiempo que ella trabajase como prostituta. No había ninguna forma. Yo me la follé y disfruté como un recién enamorado, pero ella…. ella era demasiado puta…